domingo, 29 de enero de 2012

No se quién era pero...

Yo no sabía quien era pero...
me causaba temor, mucho pero mucho temor.
El solo hecho de saber que me observaba, que estaba allí sin inmutar palabra, solo observándome pero yo sin poder observarlo, de hecho no... no lo veía, solo lo sentía, sentía su presencia, su mirada pesada, calculadora, penetrante; como si le prestase atención a cada uno de mis movimientos, de mis acciones; a veces hasta lo sentía en mis pensamientos.

Era tan aterrador, de noche dormía bajo mi cama, no se movía, no respiraba pero ahí estaba y yo no me atrevía a asomar mi mirada ni siquiera por curiosidad pero solo sé... solo sé... ¡SOLO SE QUE NO SE NADA! suponía que estaba allí y realmente no me atrevía a verlo y no se por qué; tampoco se por qué me inspiraba tanto temor; supongo que era por el hecho de no saber quien era pero la cuestión es que ya casi era un conocido para mi, aunque no conociera su forma, ni lo viera, solo se que siempre estaba ahí conmigo o por lo menos eso era lo que yo pensaba.

En mi inmensa soledad, en mi closet lo sentía sentado en una esquina al lado de esos azules zapatos que de niña me ponía, solo se que me veía y en mi angustiosa agonía de no saber si realmente estaba allí o mi lucidez se iba; lo sentía de tal manera que en mis pensamientos se metía, retozaba con mi imaginación como si fuesen las mejores amigas.

¿Cómo era posible ésto? si mi mente estaba sobre-saturada con tantos pensamientos que no entraría ni el menor de los argumentos, no se cómo lo hacía, ¡POR DIOS! no sabía quién era pero cada día me sentía más y más a gusto con su presencia.

Era extraño, ya no sentía pánico por él o ¿por ella? o por lo que realmente fuera; ¿Pánico? ya tan solo me había acostumbrado a su presencia, pero no se quién era, eso me carcomía la cabeza, las ideas, mi alma entera; quizás por eso todavía no me había acostumbrado a su apariencia. A veces quería preguntarle quién era, que si no tenia otra persona a quien amargarle la existencia pero luego lo pensaba mejor, no me amargaba la existencia sin embargo, insisto era extraño sentirlo en mi cabeza.

Invadía mi espacio removiendo mi pasado más escaso para hacer una especie de escapulario guardado en el cofre más cerrado de la esquina más oscura del único rincón de mi cabeza al que no solía llegar porque era una aventura compleja ni que por más valiente que yo fuera la realizaría con tanta destreza; pero aunque no sabía quién era recorría los laberintos de mis ideas buscando esa musa viajera de la que me hacía presa para escribir mis dilemas.

¿Pero cómo lo hacía? si no lo conocía, no se quien era pero en mi cabeza se metía, ondeaba mis pensamientos sin el mayor de los impedimentos, era impresionante como lograba sentirlo en lo más profundo de mi infinito.

Ya miedo no sentía, simplemete llegaba y al lado del closet me sentaba, abría la puerta y conversaba como si me escuchara, a veces ni hablaba con pensar me bastaba porque se que él en mi interior indagaba; ya conocía hasta el mayor de mis secretos, simplemente no existían barreras, nuestra relación ya era estrecha ni siquiera debajo de mi cama dormía, estaba tan cerca de mi que su respiración con la mia hacían armonía -en mi ser lo sentía- pero esa duda siempre me dominaba ¿quién era este ser que tan facilmente me exploraba?

No se quién era, unos días decía saberlo pero me daba cuenta que mi saber del saber quién era, era incorrecto; mientras más cerca de saber quien era me sentía, un paso hacia atrás mi conciencia daba y se reprimía; era un conocimiento extraño, un hecho acertado, a veces premeditado, que no llevaba a ningún lado porque seguía sin saber que era lo que me estaba pasado y quién era este ser que con tanta astucia me estaba profundizando.

Ya luego ni lo saludaba, sentía que conmigo siempre estaba, era parte de mi; a veces me angustiaba de tal manera cuando no lo sentía que caía en un profundo hipnotismo para buscarlo en lo más ancho de mi infinito.

Y así logré contestar mi duda pero no podía creer que esa era yo de forma alguna, era tan dificil creerlo, cómo me había dividido y sacado a mi otro yo de mi cuerpo, era algo incomprensible, ni siquiera recuerdo en que momento lo hice; sigo pensando que no se nada que la única diferencia la marca que ese alguien que no sabía quien era, era simplemente yo que me hacía no hacer que me conociera; y  ahora es extraño porque hay un resentimiento escaso, una confusión de gran tamaño que hasta me hace dudar de cómo me llamo y de que si ella soy yo o que si yo soy ella .... O QUE SI SOMOS AMBAS

viernes, 27 de enero de 2012

Cosas que tenemos que aceptar

Hola soy yo, 
aquí estoy,
tratando de acostumbrarme 
a eso que llamamos espacio;
a esos momentos 
en que no estoy contigo
y que estoy conmigo 
tratando de estar contigo...

Es difícil tratar de ser independiente
cuando tú eres mi droga personal;
soy dependiente a ti 
y a todos los efectos que me causas; 
a lo que te hace ser, 
a lo que soy cuando estoy contigo.
Tu atención es el alucinógeno 
que pone a mi cuerpo y mente 
en un estado que jamás quiero abandonar; 
parte de la culpa de esto solo la tienes tú
y espero que toda mi vida solo seas tú el que la tenga.

En los momentos a solas 
soy esa persona que solía ser,
esa que a ratos extraño;
extraño esa que escribe fotografía y filosofa;
que ama a estar sola
pero solo a ratos.

Al escribir a solas 
te escribo a ti 
te siento a mi lado 
te arrullo con palabras,
mis poemas fungen 
como los cantos de sirena 
que seducían a los marinos
para que se lanzaran a la mar infinita 
de la perdición de la pasión, el amor y la locura,
muertas de soledad que solo querían un poco de compañía.

martes, 17 de enero de 2012

Yo

Quiero escribir,
estoy estancada,
se me quedo pegado un papel
que no se como olvidar.


Las Palabras se han esfumado,
los lápices no recuerdan como escribir,
mi mente se ha hecho tan cuadrada
mi creatividad no avanza
y mis hojas están vacías.


El amor en mi vida existe
y tiene tu nombre,
tu firma la tiene impregnada por todos lados;
no se trata de ti, sino de mi.
En la persona en la que me he convertido
por perseguir algo que creía sueño,
que sin ser sueño
quería hacerlo realidad. 

DFN